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| Epicuro (341-270 AC) |
Curiosamente, Marx estudió filosofía, mientras que Engels, el filósofo de los dos, estudió economía.
En su tesis doctoral, Carlos Marx entiende de las diferencias de la naturaleza entre Demócrito, uno de los griegos que habla de partículas como átomos, y Epicuro, que también acepta su existencia, pero reduciendo el hecho de que puedan determinar el devenir de los hombres.
A Epicuro lo demonizan los monoteistas, porque su afirmación de buscar el placer no les gusta.
Cualquiera que haya cumplido unos años, que viva en un país de moral estricta o en una familia de este calado, entenderá que el mundo se gobierna a través del miedo generalizado a lo que suceda, porque va a suceder, mientras que la persona se tiene que gobernar a través de la búsqueda de significado, lo que normalmente denominamos, El sentido de la vida, del que podemos encontrar un precioso ejemplo en la primera parte del libro, El hombre en busca de sentido, de Victor Frankl.
En la filosofía de Epicuro, la vida tiene como objetivo la búsqueda del placer, de las sensaciones y de las emociones que nos hacen sentir bien, Seguramente, la mayoría de científicos de laboratorio, de biólogos, de neuropsicólogos, compartirán la afirmación, con mayor o menor laxitud. Entre las posibles obras que se orientan en un sentido hedonista de la vida, podemos considerar, dentro de la terapia psicológica, la Terapia Racional Emotiva, fundada por Albert Ellis, quien procura que el cliente o paciente analice lo que le sucede desde el punto de vista de que:
- Primero se piensa
- Después se siente
- Y se actúa o al menos se produce una consecuencia
Simplificado, el trabajo que proponía este psicólogo consistía (hoy día también, es una corriente mayoritaria dentro de las terapias al uso) en poner en cuarentena la interpretación única de la realidad. Como muestra de lo interesante que puede resultar la búsqueda de sentido hedónico de la vida, en términos de Epicuro, vale la pena considerar el éxito del libro La inutilidad del sufrimiento, cuya autora, psicóloga muy influenciada por Albert Ellis, propone numerosos ejercicios e ilustra sus afirmaciones con ejemplos de sufrimiento individual, compartiendo algunas claves (pocas, que el objetivo de los libros de divulgación psicológica y de autoayuda consiste en mantener la atención hacia esa terapeuta que comparte conocimiento y no tanto evitarnos acudir a consulta) desde ese tipo de terapia.
La filosofía de Epicuro la encontramos, también, en el planteamiento terapeútico de Yalom, uno de los fundadores de la Terapia Existencialista, que no es tanto una escuela de terapia, como el psicoanálisis, cuanto un modelo para sentar las bases del sufrimiento y de la neurosis moderna.
Para Yalom, muchos de los miedos del ser humano proceden del miedo a su desaparición, por eso el mito le protege de la muerte, además de la Naturaleza, que hace inviable que una persona pueda pensar en su propia muerte, salvo que sea en manos del infortunio, el ataque de un tercero, la fatalidad, el FATUM, el destino.
Y es aquí donde volvemos a Epicuro, para quien no existe el destino, sino que cada persona construye el suyo, con el sentido primordial de buscar el placer, en el amplio significado del disfrute (que también lo encontramos tras el esfuerzo, como cuando una caminata de muchos kms te permite disfrutar del espectáculo al que deseabas tanto acceder, sea la puesta de sol, sea tu pareja en el umbral de la puerta a la que has llamado)
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| Joseph Campbell con Jean Erman, circa 1939 |
PREGUNTAS PARA SENTIR
- Cuál es el sentido de tu vida
- Qué esperas, imaginas de ella
- Cómo te gusta vivirla
- Qué deseas dejar de lado


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