jueves, 27 de marzo de 2025

"Trastornos" límite y amores


 Llamó a petición de una amiga, tal vez de su madre, que le facilitó mi número. Lloraba, desconsolada y aliviada por encontrar un apoyo durante esos tiempos, mientras procuraba llenar el momento de palabras que me llevaran a capturar toda su vida y sufrimiento en apenas unos minutos.

Aquel despacho era más bonito y cuqui que el actual, una mesa y tres sillas en una oficina que alquila por horas los espacios que no ocupan sus profesionales de plantilla. Un despacho patera que nos permite ejercer nuestra profesión en tiempos de zozobra y precariedad. Era bonito. Y ella, vino a la sesión: arreglada para una entrevista, perfumada, entre la discreción y la coquetería. Lloró. Mucho. Además, reiteró sus penurias, laborales, económicas, afectivas. Deseaba morir. Quería acabar con su vida, como ya había intentado en otros momentos de su existencia. El motivo en la actualidad estribaba en que el hombre casado con el que había convivido decidió dejarla. Para una persona emocionalmente tan vulnerable y con una identidad -eso que también llamamos el sentido del yo- frágil, un no es lo mismo que ser condenada a la desaparición. ¿Por qué? La identidad la conseguimos al separarnos de nuestra madre; para eso, los adultos nos tienen que ayudar. Cuando existe cierta inestabilidad adulta, se nos contagia; si quienes tienen que procurarnos seguridad se muestran poco seguros, probablemente logren que nosotros zozobremos en ese periplo.

Trabajamos con muy poca precisión; era uno de mis primeros casos y apenas si le podía ofrecer registros conductuales y mi apoyo incondicional: Llámame cuando lo necesites; vamos a evaluar las reacciones emocionales y ver cómo podemos reducirlas; buena voluntad.

A los pocos meses y aunque sufrió de algunas situaciones de crisis, decidió que se encontraba mucho mejor; empezó a trabajar y rehizo su vida afectiva con un antiguo amigo que siempre estuvo cerca de ella y tal vez enamorado en la distancia. Un hombre prudente, en palabras de ella. Tuvo una hija; después, otra; después, dejé de saber de ella.

El desamor estuvo a punto de costarle la vida y el amor la recuperó del Averno en el que podía acabar por instalarse.

¿Cuál era el origen de sus dificultades para contener las emociones que la desbordaban? ¿Se trataba de la misma persona quien caía en la desesperación y sin recursos personales de los que hacer uso para cuidar de sí misma y la que hacía frente a decenas de clientes en una tienda de ropa?

Recuerdo que en consulta se quedaba congelada en algunas ocasiones; no entendía lo que pretendía compartir con ella y en lugar de preguntarme o de afirmar No lo entiendo, No te entiendo, dejaba que esa incomprensión se transformara en un castigo, una amenaza; como si alguna situación del pasado se hubiera quedado retenida en su marco personal de referencia, en sus sensaciones y cada vez que yo, una figura de referencia en aquel entonces, una cabeza que todo lo sabía y que podía salvarla, contemplaba posibilidades que parecían expresadas en un idioma antiguo, con términos insondables, arcanos, su intuición le confirmaba que nunca podría llegar a sanar, a superar su condición, porque ella no podía entender lo que las personas neuronormativas sí que alcanzaban a desvelar.

Sus reacciones emocionales me llevaron a considerar que esa dependencia emocional y vital de aquellos hombres que le profesaban amor, siquiera durante un tiempo escaso, se asemejaba a los casos que aparecían en textos como Mujeres que aman demasiado o Dependencia emocional. Personas que parecen establecer una relación de simbiosis de la que les cuesta salir y cuando lo consiguen suele costarle más que a la mayoría, incluso despertarles el deseo de morir.


Ella había intentado quitarse de en medio en algunas oportunidades, porque una pareja era su objetivo y cuando salía mal, su vida perdía el sentido, ¿A qué se debía esta manera de interpretar las rupturas? La mayoría de las explicaciones conductuales parecen superficiales. Una de las teorías más interesantes la propuso Fairbairn, un psicoanalista escocés que llegó a ser conocido gracias a Kernberg, el difusor de la terapia basada en la transferencia y que en los años 60 escribió un artículo a propósito de ese modelo; aquel autor además fue uno de los protagonistas de un libro sobre las relaciones objetales, escrito por Greenberg y Mitchell, editado en 1983.

La explicación consiste en establecer que cuando las personas necesitamos el amor de alguien y no nos lo dan, tenemos la posibilidad de defendernos de ese dolor emocional interpretando que en realidad hay dos objetos de amor, uno bueno y otro que nos hace sufrir, pero que en realidad la parte que nos hace sufrir no tiene que ver con el objeto bueno (la propia persona a la que se quiere), sino que está aparte. Una explicación elegante para dar a entender que no podemos contemplar la realidad de que esa figura de amor y de protección tenga más de un rostro. Entonces, lo que hacemos es considerar que la parte mala nos pertenece, que papá, mamá, la señora que nos cuida, es buena, que somos nosotras mismas quienes obligamos con nuestra conducta a esa persona a comportarse mal con nosotras. Las mujeres maltratadas conocen esa realidad, cuando han escuchado de su maltratador una disculpa al día siguiente del altercado, seguida de la coletilla “Es que me pusiste de los nervios”, “Es que me llevas al límite”, “Es que ya sabes cuando me dices eso cómo me pongo”. Cuando trabajé como voluntario hace años en un programa de rehabilitación para maltratadores, solían ignorar las descripciones del delito en las sentencias y reducir o minimizar el contenido, con eufemismos.

Para Fairbairn, algunas partes del yo procuran defender del abandono a la persona que puede sufrirlo, llevándole a ignorar una parte del objeto. Kernberg, hablando de un caso, cuenta cómo un paciente parecía haber olvidado toda la crítica que le había lanzado en algún momento de la relación, mientras que en la actualidad le consideraba una figura imprescindible en su vida, mostrándole amor y cariño. 

Cuenta Fairbairn en uno de sus artículos que en algún momento y antes de ganar en independencia, el niño desea que le quieran y además que acepten su amor. Cuando eso, por diversos motivos, no se produce, se crea un mecanismo de defensa, la escisión, por el que el miedo al otro se consolida y el terror al abandono, también. Si consideramos que existe una necesidad de ser amado para poder explorar desde ahí el mundo, porque en la memoria permanece la certeza de que se pertenece a un lugar, la neglicencia o el maltrato de los cuidadores despierta o actualiza mecanismos de defensa que de algún modo se nos quedan para otros momentos. El mayor trauma que puede sufrir un niño, según Fairbairn, es la frustración de su deseo de ser amado y de que su amor sea aceptado y desde el punto de vista del desarrollo, añade, es el único importante. Afirma que es precisamente este trauma el que añade fijaciones a las diversas formas de la sexualidad infantil en un intento de compensar por medio de satisfacciones sustitutivas el fracaso de sus relaciones emocionales con sus objetos externos. Considera que la fijación por la masturbación y el erotismo anal representan relaciones con sus objetos internos, a lo que se siente impelido al no estar disponibles los objetos (de amor) externos. Estas explicaciones se elaboran en los años posteriores a la primera guerra mundial, así que conviene poner en perspectiva las afirmaciones y quedarse con el intento de explicar porqué sucede esa ambivalencia de amor y odio, que no suele aparecer en todas las circunstancias. Por ejemplo, las personas no solemos dar marcha atrás a un enfado con alguien, salvo que medien circunstancias que modifiquen sustancialmente el motivo del desencuentro. 


Lo interno y lo externo. ¿Quién es esa persona a la que amas y odias a un tiempo? ¿Qué la hace amorosa, qué provoca que la odies? Pero, ¿es que acaso podemos odiar a lo amado? El psicoanalista escocés habla de cuatro tipos de defensas, de técnicas para superar esta veleidad del destino, el ubicarnos en una familia en donde no nos sentimos tan seguras como parece que deberíamos sentirnos (tal vez en culturas alejadas de las nuestras se den otros tipos de vicisitudes mentales derivadas de vivir en riesgo, que no algo como el trastorno límite -del que no habla Fairbairn, porque nadie lo había establecido con ese nombre-). Habla de fóbicas, obsesivas, histéricas y paranoides. Y lo hace muy bien. Excepcionalmente bien. Nos explica cómo podemos conducirnos frente al dolor que nos produce que alguien que debía amarnos parezca que muchas veces no nos quiere, que nos abandona, que nos maltrata, que nos violenta o que, simplemente, parece situarnos en una categoría inferior respecto de nuestros hermanos, o que la naturaleza nos sitúa, claramente, por debajo de las condiciones de cuidado y existencia de nuestro hermano, hermana. Aunque estas explicaciones parecen superadas por modelos más recientes, tienen la utilidad de explicar de alguna forma de dónde pueden proceder los diversos modos que tenemos de entendernos y de entender las relaciones y el mundo que nos rodea.

lunes, 24 de marzo de 2025

Un audio sobre el cambio en Spotify. ¿Quieres oirlo?

El cambio personal ha sido muy trabajado en cada una de las décadas precedentes, especialmente acompañando las situaciones en las que las personas se han visto obligadas a cambiar de sector, de profesión, de empresa. ¿Nos gusta cambiar? En España al menos, las oposiciones para obtener una plaza fija en la función pública convocan a miles de personas, que abonan una suma contenida para realizar el examen, pero que invierten miles de euros en su preparación, a partir de unos 200 € mensuales en una academia más lo que tengan que invertir en recursos, materiales o incluso preparación individual. La recompensa a lograr es inestimable, porque se supone que es un puesto de trabajo que no te faltará jamás y que además sus ingresos y funciones podrían actualizarse, y podrías promocionar. Con todo, el cambio siempre está ahí y forma parte de nuestra capacidad de adaptación a la existencia. Ahora, ¿qué sucede cuando las personas no pueden dejar atrás alguna consideración que les hace la vida imposible? ¿Qué ocurre si no puedes dejar a tu pareja, cambiar de modo de comunicación con tus padres, con tu hermana, olvidarte de la ironía y las manifestaciones de superioridad cuando hablas con esa compañera, con esa amiga, con ese chico al que le gustas? ¿Qué te impide dejar ese mal hábito, esa adicción?

Hay teorías, algunas orientadas específicamente al cambio, otras que abordan las dificultades del cambio, incluso una psicoterapia que evalúa tus mensajes para comprender cómo vas cambiando en el modo de interpretar tus dificultades, lo que redunda en una ventana de oportunidad para mejorar y dejar atrás, siquiera temporalmente, los problemas.

Aunque hay otras teorías, que pueden mencionarse, en el audio he realizado una incursión sobre algunas de ellas, que quizás te apetezca escuchar mientras pierdes el tiempo en el transporte público. Te acompañará durante ese trayecto y espero que te aporte alguna idea. Y si no, pues ya sabes que hoy día existen muchas fuentes de aprendizaje o información, además de ofertas terapéuticas. No obstante, si escuchas el audio y crees que trabajar conmigo en algunas sesiones te puede ayudar, ponte en contacto, que no te arruinarás trabajando conmigo.
 

jueves, 23 de enero de 2025

Terapia Dialéctica Conductual: Aprender a utilizarla en tu beneficio y mejora

El enlace al grupo de Telegram y materiales escritos
 





Marsha Linehan, la creadora del modelo, que desarrolló con sus colaboradores en un hospital de Bellmont (Massachusetts), inició sus trabajos en los años 70, del siglo XX. Ella misma había sufrido de crisis emocionales que la llevaron a tratamiento psiquiátrico y a diversos ingresos entre los 16 y los 20 año de edad. Fruto de su tratamiento con electroshock, perdió su habilidad tocando el piano y su capacidad de memorizar, lo que le dificultó enormemente su paso por la Universidad. Con todo, su diagnóstico de trastorno límite de la personalidad, sus dificultades personales, su relación con mamá, fue capaz de vivir sola y de finalizar sus estudios, además de convertirse en la psicóloga más importante (en mi opinión) de las coétaneas.

El modelo de la terapia dialéctica conductual lo desarrolló ampliando el enfoque de la Terapia Cognitiva Conductual, principal en los entornos donde la psicoterapia basada en la evidencia se imponía a la hora de brindar un tratamiento replicable por otros profesionales y cuyos resultados se pudieran evaluar. incorporándole elementos de la psicología oriental y de la meditación que ella misma practicaba.

Con el tiempo, elaboró un procedimiento y una escuela para entrenar a profesionales de la salud mental a la hora de trabajar con ello. En psicoterapia llamamos a esto Manualización de la psicoterapia. A diferencia de la experiencia con un terapeuta de la vieja escuela (que es mi caso).

La aplicación manualizada supone que cada vez que asistes a la sesión de psicoterapia el contenido va a ser el que corresponde, como si asistieras a clase: se evalúa como te fue la semana, los incidentes críticos más relevantes y la aplicación que hayas hecho de las habilidades que hayas aprendido.

Esta psicoterapia contempla una parte de psicoterapia individual con tu terapeuta de referencia en ese centro; sesiones de grupo, que pueden ser llevadas a cabo por otros profesionales (incluso enfermeras y trabajadores sociales con formación específica en el modelo de psicoterapia, para poder enseñar las habilidades y herramientas en formato grupa); ayuda telefónica, para momentos de crisis, mantener el contacto si no asistes a alguna sesión, solicitarte algo, que solicites algo; supervisión entre los profesionales. El modelo es tan intensivo porque el abandono de la psicoterapia de estos pacientes era muy alto, por lo que disponer de tres modos de intervención y de un grupo de personas que pueden reorientar algo en el tratamiento para beneficiarte y que no te caigas de la cordada, no te separes, reduce el abandono.

Además de los cuatro elementos característicos de su funcionamiento, y del hecho de que sea una psicoterapia manualizada (estandarizada, para entendernos) se completa con el hecho de que son cuatro los módulos de contenido de que se compone.

Mindfulness o presencia en el  momento, que es un módulo transversal y de hecho las sesiones tendrían que abrirse con algún ejercicio o práctica de este tipo.

Tolerancia al estrés, con el objetivo de facilitarte el tránsito por situaciones que habitualmente te alteran. El objetivo consiste en que dispongas de alternativas al Me quiero morir, porque no has aprobado o porque no te dejan salir, o porque no te permiten descambiar el vestido que solo has utilizado en una oportunidad.

Regulación emocional, que refuerza las herramientas de que vas disponiendo a través de los otros dos módulos: la regulación tiene que ver con las respuestas que adoptamos frente a situaciones estresantes e imprevistas.

Eficiencia en las relaciones, un conjunto de habilidades para poder comunicarte con otras personas sin que la relación se deteriore, un poco en la dirección de ser dura con el problema y suave con las personas.

Mindfulness facilita estar en una misma, comprender los estados y aceptarlos, dejar de perseguir lo que cada emoción parece demandar inmediatamente, aprender a contemplar los pensamientos y las emociones sin necesidad de dar la respuesta inmediata que se nos apetezca, esa que nos mete en problemas.

La tolerancia al estrés tiene que ver con aceptar la incomodidad de los momentos; una amiga que no parece disfrutar de la película; tomarle la mano y proseguir el visionado, sin necesidad de interpretarlo como un desprecio hacia ti, que eres quien ha seleccionado la película y que lo empiezas a considerar como una falta de respeto.


La regulación emocional, conocer todas y cada una de tus emociones, nombrarlas, describirlas, poderlas sentir sin que supongan una amenaza, recuperar la agencia, la propiedad sobre esas emociones y ser consciente de que se van con el tiempo, que el disfrute de un rato da paso al sosiego del siguiente y que eso es la vida, que demandar o estirar artificialmente ese disfrute a costa de perderse la tranquilidad es muy infantil y que la regulación emocional, llevada a cabo, nos facilita comprender y atender a la vida en su conjunto y en su complejidad.

La eficiencia en las relaciones se basa en un conjunto de habilidades para poder expresar con seguridad emociones, sentimientos, ideas, pensamientos, aceptar los de otras personas y encontrar las vías de concordia, de acuerdo, en términos de negociación. En el sentido de Es más lo que nos une que lo que nos separa y, además, si tenemos que seguir caminos distintos, lo aceptaré porque la vida se compone también de elecciones y lo bien que hayamos estado no va a sucumbir porque ya no prosigamos en la misma dirección.

El programa, en general, se compone de un número de sesiones, 12, 24, 48, siendo conscientes de que en el caso de las 48 se trata de repetir las 24 del programa para seis meses y que puede tener una periodicidad semanal, aunque a veces y por motivos económicos y de practicidad, también, se celebran dos sesiones al mes.

Cada sesión de grupo se inicia con una breve meditación o ejercicio de mindfulness, un repaso que cada miembro actualiza a propósito de cómo está en el grupo, si se ha perdido la sesión anterior que comente lo que desee, un repaso por los deberes, las prácticas entre sesión y sesión, la presentación del nuevo material y el cierre, con un ratito para tomar tierra de nuevo con la realidad, por si alguna persona participante se ha disociado, evadido de la sesión. A veces se le pregunta a cada persona, por ejemplo, que conteste algunas preguntas o alguna de ellas, como:

  • ¿Qué he aprendido hoy?
  • ¿Qué quiero compartir antes de que nos vayamos?
  • ¿Qué me he propuesto entre esta y la próxima sesión?
  • ¿Cómo me siento ahora? ¿Cómo ha mejorado /cambiado mi estado de ánimo?

Aunque no he realizado las grabaciones de las 24 sesiones de Terapia dialéctica conductual con este diseño porque las grababa en solitario, así que no se prestaban salvo que a repasar en algunos momentos, sí que te comparto su enlace en Youtube, porque puedes verlas si te apetece, si necesitas comprender cómo funciona esto, si a pesar de estar en psicoterapia algo así, como este material, puede completar tu esfuerzo, incluso orientar parte del enfoque que siga tu terapeuta.

PRIMERA SESIÓN en Vídeo.

Primera sesión en Spotify (solo audio) OJO, son distintas, no es una transcripción del vídeo.

Y si no estás en psicoterapia y crees que podría serte de utilidad e interés hacer algunas sesiones, pues ponte en contacto. En cada vídeo te comparto cómo hacerme llegar tu interés y que nos comuniquemos.

martes, 10 de diciembre de 2024

Ansiedad. Cómo sucumbir a nuestro pathos y seguir adelante.

 

Consideramos que la ansiedad es nefasta para nuestra salud física y mental y en esa afirmación nos perdemos y nos pierden. Porque solemos interpretar toda excitación como ansiedad en algunas oportunidades, como si cuando tu cachorro se orina al verte estuviera ansioso, que no excitado. Tal vez no es así, completamente, aunque sí que nos perdemos entre los conceptos de energía, excitación y ansiedad, además de los calificativos y grados que manejamos para esta última.

Se consumen muchos ansiolíticos, (es un PDF, por si no te interesa abrirlo, una presentación tipo PowerPoint, con gráficos, muy chula), no está claro si más que en otro lugar del mundo o si en otras partes se conforman con otras sustancias o si varias de esas sustancias sirven para lo mismo. Las personas mayores, más mayores que yo, solían dormir gracias, según ellas mismas, al Orfidal de 5 o de 10 mgs recetado por el médico de familia, que desconocía conceptos como Higiene del sueño, en una época donde la televisión duraba hasta la madrugada, si bien no existían los móviles ni las alternativas privadas actuales. ¿Y la gente joven? Se habla de que las chicas sienten ansiedad como problema en un alto porcentaje. ¡Qué mal lo he expresado. 😅. La Prensa se hace eco de mucho sufrimiento en los jóvenes; un 6% cree tener un problema grave de salud mental; un 15%, en otra encuesta o fuente, parece sufrir de depresión; cuatro de cada diez chicos jóvenes sienten ansiedad con frecuencia; siete de cada diez chicas se manifiestan en la misma sintonía. ¿Tan mal estamos? ¿Siempre ha sido así? En mi opinión, la ansiedad nos acompaña desde que estoy sobre el mundo, cuando menos. En el colegio, una profesora azotaba sobre la tarima al que se portaba mal, en su opinión; le escondía la cabeza entre sus pantorrillas, para sujetarlo; en esa postura le deslizaba con vigor el pantalón y el calzoncillo, dejando su culo al viento y le azotaba.


Los demás, sentados en los pupitres, respirábamos aliviados por habernos librado en esta oportunidad. Más adelante, al llegar a clase con 10-12 años, nos enfrentábamos a mantener la posición que temporalmente ocupábamos en el podio de clase; éramos más de 40 niños y podíamos retar a cualquiera delante de nosotros con preguntas extraídas del libro que ese día tocara. Si las contestaba, permanecía en su posición; si fallaba, tenía la opción de preguntarte; el cómputo final de aciertos y errores de cada uno producía el efecto de intercambio o permanencia; así podías pasar de sentarte en la segunda hilera, digamos la posición 18, a la primera, digamos la 7, tras haber ganado esa sesión de preguntas y respuestas. Competíamos ferozmente entre nosotros y de la posición 30 hasta el final, bueno, eran el equivalente a la Cañada Real o las 3000 Viviendas en nuestro imaginario; personas a las que marginar porque así lo había establecido la autoridad. Perder un día y acabar en una posición rezagada te amargaba el día completo, porque habría comentarios en el recreo, te preguntarían en casa, tendrías que prepararte para los futuros duelos... En la Universidad, hablar en público era un infierno para la mayoría de nosotros, que dudábamos de nuestro conocimiento. 

Esas experiencias habrán producido muchos casos de diagnóstico vinculado a la ansiedad. Si bien cada una de nosotras tiene un sistema nervioso único, los seres humanos nos clasificamos en función de variables, por lo que hay grupos de personas que tienen un umbral de reacción frente a estímulos amenazantes más bajo que otras; una mujer pasa delante de un grupo de hombres a las 9 de la noche, con el miedo en el cuerpo y sin mirar a nadie, mientras que otra sigue hablando por su Iphone sin preocuparse de ellos y apenas si despertando la curiosidad en uno que la considera atractiva o interesante. Una persona se bloquea durante el examen y al acabar recuerda algo que podía haber incluido y que le otorgaría la nota necesaria, mientras que otra inicia su respuesta por aquellas cuestiones que domina y cuando aborda las que lleva peor preparadas exprime lo que sabe en ese momento hasta la última frase.

Los seres vivos tenemos diversas respuestas de serie ante lo que nos sorprende o amenaza:

Respuesta de orientación

Alejarnos, huir

Enfrentarnos, luchar

Congelarnos, aterrorizados

Rendirnos, inmovilizarnos

Desmayarnos, desconectar

Algunas respuestas ansiosas producen actividad, en el sentido de que reaccionamos, respondemos; otras, por el contrario, nos congelan. Las primeras están vinculadas a la respuesta del sistema simpático, a la acción. Las segundas, al parasimpático, que es el que se activa también cuando estamos relajados o haciendo la digestión. Sí, es complejo el tema de la ansiedad.

Muchas herramientas psicológicas, además del tiempo que pasamos sobre el planeta y las experiencias que acumulamos, suelen ayudarnos a conocer y convivir con nuestros niveles de ansiedad, hasta el punto de que muchas personas optan con el tiempo por rehusar el exponerse a todo aquello que les produce un nivel de ansiedad o de excitación que les supera, que les introduce en una situación para la que desconocen si contarán con recursos suficientes, sea bailar en una boda, subir a la noria más alta o pasear de noche por la ciudad.

En otra entrada abordaré los recursos y también cómo evaluar nuestra propia ansiedad. Porque hay más alternativas que sustraer el Orfidal de la abuela.



lunes, 18 de septiembre de 2023

Terapia estilo Menu del chef o estilo OMAKASE


En el libro de John Maeda, Las leyes de la simplicidad, propone diversos criterios para lograr que lo que diseñemos sea simple y que su complejidad, en la medida de lo posible, quede un tanto oculta al cliente que no la necesite observar o manejar. Como ejemplo, nos menciona las tapas que acabaron por ocultar el noventa por ciento de las funciones de los reproductores de DVD, o los menús claros de los sistemas de Apple, o el minimalismo zen del Ipod, seguido por el Iphone y copiado por el resto.

Al hablar de menús, me acuerdo de dos planteamientos interesantes que propone a propósito de uno de los puntos de la simplicidad: la simplicidad sin riesgo del Menú del chef, precisamente en un campo, la restauración, la alimentación,  donde las dudas surgen cada vez que se intoxica alguien en algún lugar del mundo o que aparece un nuevo escándalo en cuanto al cuidado de los animales o la preparación de alimentos o el efecto cancerígeno de alguno de los conservantes,,,

Considera Maeda que ese Menú del chef reduce el riesgo al máximo. En el caso del Omakase, cuya traducción viene a ser "Tú decides", el cocinero observa al comensal y propone un plato, incluso una cata, para conocer la reacción de quien lo toma y obrar en consecuencia, proponiendo diversos platos.

La diferencia principal entre ambos es que en el Menú del chef no hay variaciones (que sí variedad) mientras que en el Omakase se varía constantemente el menú.

Me vino a la cabeza el equivalente en terapia; hay terapias donde tras un diagnóstico aparece un Menú del chef, que es inamovible, mientras que existen otras donde la primera prueba da lugar al despliegue de una batería de oportunidades, si bien dentro de un concepto gastronómico, una cultura, unos criterios, en definitiva.

Tú, ¿puedes dar respuesta a alguna de las preguntas que me formulo?

1. Si eres terapeuta, ¿qué terapia ejerces?
2. Y ¿Qué terapia prefieres?
3.¿Con cuál te ha ido mejor?
4. ¿Con cuál le ha ido mejor a tus clientes /pacientes?.

Gracias


Para orientarnos un poco, las terapias de corte cognitivo conductual, que se emplean prácticamente, en todo el abanico de las dificultades humanas, disponen de un Menú del chef para cada uno de los diagnósticos preexistentes en un manual como el DSM 5. Incluso existen manuales donde se explica qué y cómo hacerlo. Verdaderas recetas. Comprensible, por cuanto que existen decenas de terapias orientadas al tratamiento de la fobia, por ejemplo.

Las terapias de corte psicoanalítico presuponen un auténtico "batiburrillo" y depende de la escuela y del diagnóstico el que se ejerza un tipo de tratamiento u otro. Algunas de las terapias de origen freudiano o jungiano están muy estructuradas, no obstante, porque se dirigen a personas que necesitan un estructura sólida, un exoesqueleto para su posterior desectructuración.

Las terapias humanistas,,, bueno, que esto no es un curso sobre modelos terapeúticos. Lo dejamos aquí, porque el motivo principal de la entrada estriba en poner sobre la mesa las posibles similitudes metafóricas entre los conceptos de Maeda al hablar de la complejidad y de la simplicidad aplicados a tantos ámbitos de la existencia.

jueves, 22 de junio de 2023

Sobre los #TCA Cosas sueltas 1

 Sabemos que la anorexia ha evolucionado desde los tiempos de la santa anorexia y que se ha aprendido mucho  a propósito de ella. Por ejemplo, que existen personas con posible diagnóstico dentro del espectro autista que la pueden desarrollar, porque algunos alimentos los lleguen a considerar perjudiciales y acaben por extender el éxito del rechazo de unos a muchos más y a dejar de ingerir por temor.

También sabemos que existen características de funcionamiento cerebral que son distintas o que cambian, así en algunos experimentos se confirma que personas con el diagnóstico reaccionan a la presentación de unos estímulos y no a la de otros.

Y que un porcentaje elevado de las personas con el diagnóstico de anorexia no podrán dejar de comportarse así a lo largo del tiempo y que el objetivo del tratamiento consistirá, como ya ocurre en trastornos adictivos, en la reducción del daño, en demorar la posibilidad del fallo orgánico.

El diagnóstico de la anorexia ha cambiado y de hecho se ha sumergido en la gran etiqueta Trastornos de la Conducta Alimentaria. Primero se cuestionó alguno de los criterios para el diagnóstico y después se puso en cuestión casi todo el concepto de anorexia: mujer delgada que apenas si se alimenta por diversos motivos. En algún momento se consideró que el canon de belleza que se imponía a partir de la desinhibición corporal de las mujeres era excesivo, extremo y, sobre todo, responsable del sentimiento de responsabilidad o culpa que las mujeres asumían y que la ciencia de la mercadotecnia exploraba con deleite y explotaba con afán de lucro: la campaña preverano para perder esos quilitos; los productos adelgazantes y los sustitutos de una de las comidas diarias principales; la utilización de prescriptores y personas con una constitución física envidiable, modelos, que influyeran sobre las audiencias, por una parte moldeando el "prototipo" que a los hombres les iba a atraer en una mujer y presionando sobre ellas para que lograsen emular a las figuras prescriptoras.

Con la presión social a propósito de la diversidad y aceptación de otros cuerpos, de todos los cuerpos, además de las campañas antianorexia y foros anoréxicos, que lograron concienciar y adoctrinar, en el sentido de concienciar sobre los peligros que algunas conductas alimentarias entrañaban, surgieron voces cualificadas que alababan algunas prácticas restrictivas (como en la anorexia, se trata de comer menos y de recudir sustantivamente algunos alimentos o categorías de estos) que parecían facilitar la mejora de la salud y además el envejecimiento saludable (una contradicción porque se considera que el envejecimiento es una enfermedad de obligado curso, ¿verdad? -broma, broma) y han expandido algunas prácticas que pueden llegar a transformarse en modalidades encubiertas de relación conflictiva con la alimentación personal. Entre estas prácticas, la expansión de la alimentación para celiacos a otras personas por motivos del efecto inflamatorio del gluten, según los expertos de este tipo; el ayuno intermitente; el ayuno por días; la reducción sustantiva de las porciones; las dietas hipocalóricas temporales que benefician a algunos pacientes de diabetes tipo II (la adquirida con el tiempo por el excesivo consumo de hidratos, azúcares o por una mezcla de componentes genéticos y conductuales que derivan en esta enfermedad crónica, una vez desvelada).

Hace un tiempo me dediqué a leer testimonios de personas que estaban dentro de la enfermedad y de personas que estaban superándola. Los primeros eran muy frecuentes en Twiter, y entiendo que ahora se trasladarán a Tik Tok, porque son enfermedades que explotan en la preadolescencia y se mantienen en general durante unos años, si bien pocos, porque la anorexia no es un hábito alimenticio que pueda mantenerse facilmente. Es difícil ser anoréxica; de hecho, para la humanidad es imposible dejar de comer porque el organismo demanda enegía para seguir adelante. De los segundos leí muchos libros. También he tenido oportunidad de leer sobre modelos de psicoterapia para cada una de las presentaciones de los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Lo que aprendí lo fui compartiendo en las redes, con la idea de convertirme en un recurso terapeútico para personas con este tipo de problema o dificultad. 

Hace unos meses decidí escribir algo más sólido y elaboré un documento, de apenas cincuenta páginas, en el que volcar algunas de las ideas de esos libros, de mis experiencias y de los modelos de tratamiento. Como se trataba de in objetivo humilde y como, además, utilizaba muñecos de Playmobil, opté por la distribución gratuita. Puedes descargarlo de la editorial Bubok, en edición PDF.


lunes, 25 de mayo de 2020

Grupo de apoyo a TCA recuperación

Estás en recuperación; estás contemplando la posibilidad de recuperarte; quieres compartir con profesionales y personas en tu situación, más recuperadas o menos, entre dos aguas, en recaida, que han estado ingresadas, que desean, por encima de todas las cosas, dejar atrás lo que sufren o lo que han sufrido. Has estado atrapada en un TCA, pero ya no y crees que puedes ayudar a otras personas; sabes lo duro que es el camino, la cantidad de tropezones, la presión de grupo, de tu propio organismo, de tu cabeza, así que no te suena a la lengua Klingon, sino que, al contrario, te resuena.
Llevas tiempo sufriendo en silencio, entras y sales de la comunidad, la 'familia' TCA de Twitter, de Tumblr, de foros en Tapatalk; solo te sientes una de entre muchas otras allí; fuera te sientes rara, extraña, una persona al margen de convencionalismos, pese a que eres muy educada, muy exigente, cumplidora, muy convencional.

Pero algo te dice que puedes mejorar.
Si te encuentras en alguna de esas situaciones y un grupo donde hablamos de recuperación te merece la pena... acabas de llegar a la estación de partida.
Además, proponemos reuniones quincenales, de pago, donde hablamos de temas interesantes y donde puedes compartir tus necesidades, temores y lo que desees. Las reuniones tienen lugar en una aplicación segura.
Apúntate cuando las convoquemos (voluntarias); ayuda; recibe ayuda; comparte un camino duro, en el que puedes proponer lo que sabes, que será muy bienvenido y puedes solicitar información. Y si necesitas contactar con profesionales, pues te podemos proponer colegas nuestros. Porque si vienes a los grupos no puedes tener terapia con nosotros. Una cosa más, podrás solicitar cita con las personas nutricionistas que formen parte del grupo, acordar el precio con quien decidas y ponerte en sus manos. VENTE, AYÚDANOS A DARLO A CONOCER Y DISFRUTA DE LO QUE ENTRE TODOS PODAMOS APORTAR PARA CAMBIAR DE MODO DE ENTENDER LA ALIMENTACIÓN, EL FÍSICO Y, EN DEFINITIVA,
LA VIDA. TU VIDA.

VENTAJAS


Grupo cerrado
Varias psicólogas y un psicólogo
Alguna de ellas ha sufrido TCA
Nutricionistas
Puedes preguntar
Si quieres trabajar en terapia o en nutrición con alguien al margen del grupo, no importa. Si quieres hacerlo con alguien del grupo, pues tampoco importa. Es tu trastorno y es tu decisión.